En 2019, la Chevrolet Tracker que corrió en las calles brasileñas fue importada de México y sus números no fueron positivos, la SUV ocupó solo el 11º lugar entre las más vendidas en Brasil, con poco más de 16 mil matriculaciones, quedando muy lejos del líder del segmento en el período, el Jeep Renegade, que vendió casi 4 veces más. 

Sin embargo, General Motors está dispuesta a cambiar el rumbo y se muestra muy optimista con la llegada de la nueva generación del Tracker. El modelo 2020 se fabrica en São Caetano do Sul, São Paulo, y utiliza la misma base que el Onix y el Onix Plus. Con esto, el fabricante se fijó un objetivo más que ambicioso: alcanzar el liderazgo en el sector. 

Hoy analizaremos la Chevrolet Tracker, les mostraremos sus novedades y, finalmente, concluiremos si puede convertirse en la líder de su segmento. ¡No se lo pierdan!

La historia del SUV en Brasil está marcada por una serie de idas y venidas, lanzamientos e interrupciones en la producción. El modelo nació como un SUV completamente original, con motor turbodiésel y tracción 4x4.

La Chevrolet Tracker debutó en Brasil en 2001, hace 19 años. En aquel entonces, el modelo se producía en Argentina y era la versión de General Motors del Suzuki Grand Vitara. Ambos modelos se producían en la misma planta, en la ciudad argentina de Rosario. 

En ese momento, GM poseía el 20% de las acciones de Suzuki y el modelo contaba con un motor 2.0 producido en Japón por Mazda (una confusión de marcas, ¿no?) que generaba 87 caballos de fuerza y funcionaba con una caja de cambios manual de cinco velocidades. 

Como se mencionó, el Tracker era un SUV Y fue en el campo donde demostró ser realmente funcional. Sus ángulos de suspensión, así como la tracción 4x4, lo convirtieron en una excelente opción para los agricultores. 

En 2002, el motor Mazda fue reemplazado por un motor turbodiésel de Peugeot, pero con 108 caballos de potencia. Con este cambio, el Tracker ganó par motor y velocidad máxima. 

Debido al bajo volumen de ventas, las importaciones del modelo se suspendieron en 2004. Pero dos años después, la automotriz volvió a importar el modelo desde Argentina, y así, en el cambio de 2006 a 2007, la Chevrolet Tracker regresó al mercado brasileño, pero esta vez, llegó con un motor naftero 2.0 de 128 caballos de fuerza, para competir con la EcoSport 4WD y la Mitsubishi TR4.

A pesar de contar con 20 caballos más de potencia, el modelo sufrió modificaciones en su relación de transmisión, lo que resultó en una reducción del par motor, lo que le hizo perder calidad en terrenos irregulares, pero comenzó a ofrecer un mejor rendimiento en ciudad y carretera. En 2009, el modelo fue retirado del mercado brasileño.