Cuando los comerciales de automóviles mencionan la transmisión utilizada en el nuevo modelo de un vehículo en particular, ¿sabe qué significa o cuáles son los beneficios de ese tipo de transmisión? Los sistemas de transmisión se dividen en 3 tipos: manual, automatizada y automática. A continuación, profundizaremos un poco más en lo que nos puede ofrecer cada tipo.

La transmisión manual sigue siendo, ciertamente, la más común en los vehículos brasileños. Este tipo de transmisión es el sistema más básico que tenemos. La potencia del motor se transmite -a través del embrague- al eje de transmisión que, a su vez, transmite la potencia -a través de engranajes- hasta llegar a las ruedas. En los vehículos equipados con este tipo de transmisión, el cambio de marcha lo realiza manualmente el conductor (de ahí el nombre de transmisión manual), que acciona el pedal del embrague y cambia de marcha en la caja de cambios. La gran ventaja de la transmisión manual es su bajo coste respecto a otras. Un vehículo equipado con transmisión manual suele presentar una diferencia significativa de precio en comparación con el mismo vehículo equipado con transmisión automática. En relación al consumo, lo que perjudica al MT es la gran variación de rotación a la que sometemos al motor.

La transmisión automatizada, por otro lado, transmite el par y la potencia del motor exactamente de la misma manera que la transmisión manual, con embrague y marchas, pero no requiere que el conductor cambie de marcha manualmente. El accionamiento del embrague y el cambio de marchas se realiza mediante un componente llamado ECU (Unidad de control electrónico) que toma lecturas de rotación y torque y, en base a estas lecturas, interpreta cuándo cambiar de marcha. Luego, la ECU genera un comando electrónico para el sistema hidráulico (que también puede ser neumático), que activa el embrague y cambia de marcha sin que el conductor se lo pida.

Los sistemas de transmisión automatizada comúnmente reciben el nombre de sus desarrolladores, como iMotion de Volkswagen, Powershift de Ford, Dualogic de Fiat, Easy-R de Renaut, entre otros. El principio de funcionamiento de todos estos sistemas es el mismo, salvo algunas pequeñas particularidades. Entre estas particularidades, podemos mencionar Powershift, que utiliza doble embrague (y doble eje de entrada en la transmisión), también llamado transmisión DCT (Transmisión de doble embrague). En la transmisión DCT, un embrague es responsable de las marchas pares y otro de las impares. Así, cuando se mete la primera marcha y el embrague responsable de las marchas impares está transmitiendo par, la ECU hace que el sistema hidráulico engrane la segunda marcha, ya que el embrague responsable de las marchas pares está desacoplado. AMT está creciendo significativamente en el mercado automotriz debido a su versatilidad, que combina la economía y el bajo costo de la transmisión manual con la comodidad de no tener que cambiar manualmente de marcha en la transmisión automática.

La transmisión automática utiliza un sistema diferente a las transmisiones mencionadas anteriormente para transmitir potencia. A diferencia del MT y AMT, este no utiliza embrague. En lugar del embrague se utiliza un componente llamado convertidor de par, que transmite la potencia del motor a la caja de cambios. En cuanto a la caja de cambios, tiene dos variantes principales para el AT: la convencional, que consta de unas sistemas planetarios acoplados en serie, y el CVT (Transmisión continuamente variable), que está formado por dos poleas de diámetro variable interconectadas por una correa. En teoría, se puede decir que hay infinitas marchas en la CVT.

Las desventajas de este tipo de transmisión que merecen destacarse son dos: el precio y el consumo de combustible. Al tratarse de un sistema más complejo, con componentes más sofisticados, el sistema de transmisión automática suele hacer que el precio de los vehículos sea superior al precio de los vehículos equipados con MT o AMT. En relación al consumo, a pesar de optimizar el punto de funcionamiento del motor, el AT se ve perjudicado por el convertidor de par, que es un componente que disipa la potencia del motor. En el caso de la CVT, la fricción entre la correa y las poleas disipa aún más potencia, y normalmente, esta disipación de potencia se acentúa debido a que la correa utilizada en la CVT es de acero. La principal ventaja de AT es la comodidad. Los cambios de marcha, además de no ser realizados por el conductor, son prácticamente imperceptibles.